Prensa LVBP – Mike Álvarez aterrizó por primera vez como técnico en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional para la temporada 1998-1999, con Tiburones de La Guaira. Desde entonces, mucha agua ha corrido debajo del puente, con la particularidad de que, de una forma u otra, el cubano ofrece la sensación de que nunca ha dejado de estar en el circuito.
Ya en el siglo XXI, el antillano, que hoy cuenta con 64 años de edad tuvo pasantías con Leones del Caracas, Navegantes del Magallanes y Cardenales de Lara, antes de asentarse con Caribes de Anzoátegui, organización en la que se encumbró con 11 clasificaciones a la postemporada en 12 campañas, alternadas como coach de pitcheo y mánager, disputando siete finales y ganando cuatro de ellas.
Pocas personas en la LVBP pueden hacer un repaso histórico de las recientes dos décadas y media. Por la sencilla razón de que son contadas las excepciones que, como él, las ha vivido desde adentro, como lo hace ahora con Tigres de Aragua.
“Desde hace muchos años en esta liga, la ofensiva siempre está por encima del pitcheo. La temporada de 56 o 63 juegos (cuando el calendario se conformaba por esa cantidad de encuentros), les permite a los bateadores ajustarse y producir a lo largo de una campaña”, analizó Álvarez a IVC Networks en días recientes. “En series cortas (como el Round Robin), es diferente. Todos comienzan de cero. Los lanzadores suelen concentrarse en localizar mejor sus envíos. Solo hay que tener la convicción para realizar los lanzamientos. Si se localiza bien, disminuye la posibilidad de recibir daño”.
La mano del reputado instructor no tardó mucho en dejarse ver con los bengalíes. Tras iniciar la zafra como coach de banca del piloto Buddy Bailey, a partir del 8 de diciembre asumió la responsabilidad de guiar a los brazos aragüeños, en lugar de Luis Meza. Para aquel momento, la efectividad colectiva del conjunto se ubicaba en 5.07, luego de 40 careos. Desde entonces, Aragua compiló EFE de 4.15 hasta la definición del segundo duelo de la Ronda del Comodín, por debajo de la media del circuito (4.99).
“Sinceramente, considero que me tocó el momento bueno de los lanzadores. Todo esto es un proceso, especialmente cuando uno no conoce bien a los pitchers de cerca”, mencionó Álvarez. “De lejos se tiene una idea después de tantos años en la liga, pero ese proceso demora un poco, al igual que la unificación de todo el equipo, que comienza desde la pretemporada”.
El giro de tuerca se notó, principalmente, en el cuerpo de abridores. De acumular promedio de carreras limpias de 5.41 y récord de 3-13 con Meza al mando, pasaron a PCL de 3.22 y foja de 3-2 con Álvarez.
“Tuvieron un diciembre increíble”, afirmó. “A pesar de que durante la racha de seis victorias con la que cerramos la ronda eliminatoria se le exigió un poco más a los relevistas, cumplieron con su labor”.
La percepción del técnico tiene asidero en la efectividad de 4.81 de los apagafuegos desde que tomó la batuta de los serpentineros, un poco como mejor que el 4.86 anterior a su investidura.
Ante la falta de alternativas de serpentineros zurdos en el bullpen (sólo cuenta con el dominicano Anderson Severino para el inicio del Todos Contra Todos), Álvarez no se alarma. Recurre a su sapiencia para glosar.
“Hemos enfrentado a equipos con tres o cuatro zurdos en el lineup. El detalle está en que el lanzador, así sea zurdo o derecho, debe tener la capacidad para enfrentarse a bateadores de cualquiera de las dos manos”, aseguró. “Por fortuna, nuestros derechos considero que pueden cumplir contra rivales a ambos lados. Un buen cambio de velocidad de un derecho, siempre es un factor ante un zurdo. Tenemos que batallar con eso”.